Del juzgado al bicitaxi*

El entrevistado es un camagüeyano de 31 años que hasta hace poco era Juez Profesional Titular del Tribunal Municipal de Camagüey, donde trabajó desde su recibimiento como Licenciado en Derecho por un tiempo de 6 años. Un buen día decidió alejarse del juzgado y de toda opción del trabajo en el sector estatal, se compró un bicitaxi, y cambió drásticamente la forma en que se ganaba la vida.

¿Por qué te fuiste?

Mucho estrés, que me estaba haciendo daño. Hay mucha carga de trabajo en ese lugar (Tribunal Municipal de Camagüey), se tramitan demasiados conflictos legales, y siempre consideré que hacían falta más jueces, así cada cual iba a poder atender sus casos con más calidad, pero con la carga que teníamos, y los pocos que éramos, no se podían tramitar todos con la calidad requerida, porque sencillamente no te alcanzaba el tiempo.

Yo era juez de la materia civil, que es la más técnica de todas, y era imposible: atendía entre 80 y 120 casos a la vez, y en un mes solo podía terminar unos 30 más o menos.

En Cuba hay algunos Tribunales muy bien abastecidos, pero otros no, y yo trabajaba en uno de los peores. A las malas condiciones en cuanto a recursos, material de oficina y equipos de computación, hay que sumarle la situación pésima de los locales, el edificio estaba literalmente en peligro de derrumbe.

Además se veía venir un aumento en la carga de trabajo con los cambios que comenzaban en el país. No había correspondencia lógica entre el trabajo que hacía, la gran responsabilidad que este implicaba y salario recibido.

¿Y no buscaste alternativas de empleo dentro del propio sector de Justicia?

¡Qué va! Ni en bufetes colectivos, ni en departamentos jurídicos de empresas, ni mucho menos en la Fiscalía, o en la Vivienda En todos esos lugares también había poca gente y muchos casos, y era menor la retribución salarial. Nada me garantizaba que el ambiente de trabajo sería más relajado, sino todo lo contrario.

¿Cuánto ganabas?

Cuando entré como adiestrado en septiembre de 2006 cobraba 305 pesos al mes (12 CUC), y después de terminar el adiestramiento cobraba un poco más de 500 pesos (20 CUC). Luego nos subieron el salario a todos los jueces y fiscales, y comencé a ganar 965 pesos (38 CUC), que tras del descuento del 5 % para la seguridad social, los créditos de los equipos entregados por la Revolución Energética, el pago de la cuota del sindicato, las MTT, y los 30 pesos de cotización de la UJC, se reducían a cerca de 800. En Cuba esa cantidad no alcanza para casi nada a pesar de ser uno de los salarios más altos de quienes trabajan con el Estado, es muy poco dinero.

¿Se te ocurrió entonces lo del bicitaxi o pensaste en otra cosa antes?

No. Un amigo mío de más de 60 años, con problemas circulatorios y de la presión trabajaba en uno, y me dijo que la mayoría de las veces salía con más de 100 pesos diarios, sin trabajar el día entero, que era un trabajo duro de esfuerzo físico, pero que te gratificaba desde el punto de vista monetario.

Ahora gano un promedio de entre 2500 y 3000 pesos al mes (entre 100 y 120 CUC), y algún mes excepcional más que eso. Eso es tres veces más de lo que gana en Cuba un médico, o un maestro. Aún así no alcanza el dinero porque la vida está muy cara, pero definitivamente es mejor que lo que tenía antes.

Yo calculo que en la ciudad de Camagüey habrá más de 3000 bicitaxis. Es una actividad muy popular, primero por lo malo que está el transporte urbano, y segundo porque no lleva inversión mayor que la inicial en el equipo, y luego de vez en cuando las piezas de repuesto. El resto es el sudor del hombre que lo maneja.

¿Molestan mucho los inspectores?

He tenido pocos encuentros desagradables, pero en general sí molestan bastante, no solo los inspectores, sino también policías que ven presa fácil en los bicitaxeros. A cada rato hay una norma nueva que cumplir, y casi nunca esa norma te facilita el trabajo. Creo que deberían dedicarse más a frenar la delincuencia y a controlar eficientemente otras actividades del trabajo por cuenta propia donde sí se roban los recursos del Estado, por ejemplo.

¿En qué condiciones regresarías al ejercicio de tu carrera?

Para empezar con un buen salario, acorde con el costo de la vida y con la responsabilidad de un juez, quizás entre 5000 o 6000 pesos al mes… Esa cantidad aún no alcanza para recrearte, pero sí cubre las necesidades vitales sin demasiados aprietos.

Después con mejores condiciones materiales y del ambiente laboral. El simple hecho de imprimir una sentencia era un dolor de cabeza en el Tribunal: cuando no faltaba la impresora entonces faltaba la tinta, o faltaba la cinta si era el caso.

Y por último con la disponibilidad de un medio de transporte para hacer el trabajo en el terreno, pues andar en la calle a pie o en guaguas es bastante incómodo y tiende a afectar la calidad de lo que se hace.

¿Te da vergüenza ser bicitaxero?

Vergüenza de ningún tipo: el bicitaxi es un trabajo muy digno, más digno que muchos otros… Y aquí lo que se necesita es tener la cabeza tranquila, la conciencia limpia, y dinero suficiente para vivir.

Según la opinión del entrevistado, los que permanecen trabajando en el sector con las condiciones actuales, que no son muy diferentes a las del resto de las entidades del Estado, tienen que haberse resignado ya a vivir con los bajos salarios, o haberse acostumbrado al curso de deterioro que lleva el ambiente laboral.

Muchos cubanos, sobre todo jóvenes recién egresados de las universidades, abandonan sus plazas en el sector estatal por desilusiones que trascienden la simplificación económica que muchos le dan al asunto. Aunque al preguntarles la mayoría refiriere el salario como cuestión esencial, todos señalan las condiciones físicas y espirituales en sus respectivos centros como condicionantes de sus adioses.

Así, una triada de noveles arquitectos que ahora se desempeñan en el mercado freelance lo cual es ilegal para profesionales, compararon sus dos años de Servicio Social obligatorio en una empresa estatal de esta ciudad con estar esperando debajo de una piedra, aburridos, y haciendo papeleos para los cuales no estudiaron. Debían cumplir una jornada de 8 horas en la que acaso 6 eran de modorra en una oficina. Siempre había alguien controlando sus movimientos, y el almuerzo era muy malo, por lo cual el hambre del mediodía fue otro gran detonante para el ansiado final de estos muchachos.

El reordenamiento laboral una vez planteado por el gobierno y paradójicamente apoyado por la CTC, según el cual quedarían disponibles o desempleados varios millones de trabajadores del sector estatal luego de complicados procesos administrativos, está aconteciendo aquí paulatinamente, de manera espontánea y voluntaria, al menos entre los más jóvenes, que son los que menos vínculos, compromisos y dependencias tienen con las formas tradicionales del mercado laboral en Cuba.

* Un post anterior de este blog reproducido por Café Fuerte, suscitó la reacción de un lector que comparaba, en franco tono despectivo, a este bloguero con un bicitaxero común por el hecho de emplear un lenguaje que a su juicio era ofensivo, vulgar, y callejero. Vulgar y ofensivo me parece, en cambio, injuriar tan así de directo la dignidad de los miles de bicitaxeros cubanos que llevando al límite sus reservas nutritivas y espirituales, se buscan la vida diaria con sudor y honradez bajo el sol dificilísimo de la Cuba de ahora mismo. Callejero sí, y con gran orgullo: esta nación es mucho más cierta desde la tierra de sus calles que desde los códigos informáticos de la mejor de las páginas web, y vivirla así, callejeramente, es para mí un desgraciado privilegio. Sirva pues esta entrevista como declaración de fe para los bicitaxeros descalificados por el comentario de marras.