Trabajo por cuenta propia: arranca el “perfeccionamiento” anunciado…

Cuanto más se empeñan la prensa oficial y hasta el propio Raúl Castro en recalcar que las nuevas medidas sobre el trabajo por cuenta propia no significarán retrocesos, más indicios ofrecen de que lo que viene, al menos, agradable no va a ser. Si se tratara de buenas noticias no harían falta tantas explicaciones, sobre todo porque el cubano promedio solo tiene acceso a una versión mediática del asunto.

Evidentemente la libertad de empleo que nos regalaron en 2010, cada vez se les va pareciendo más a un incómodo dolor de cabeza.

La Resolución 22/17 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, publicada hoy en Gaceta Oficial Extraordinaria, dispone la suspensión temporal de la entrega de un amplísimo grupo de licencias (más de 25) , hasta tanto concluya el actual proceso de reformas.

Otras se cancelan definitivamente, aunque se mantienen en estatus legal para quienes, hasta la fecha, hayan sido autorizados. Entre ellas están la licencia de carretillero o vendedor ambulante de productos del agro y la de comprador-vendedor de discos.

La primera, además de amparar a un personaje folclórico del paisaje urbano desde el año de la corneta, tiene que ver con la alimentación de la gente: quienes viven en repartos apartados, por ejemplo, dependen de los carretilleros para acceder a frutas, viandas y hortalizas, que de otra forma no consumirían con regularidad.

Y la segunda, más que a vender discos de uso, siempre se dedicó a la comercialización del Paquete Semanal, que es hoy— a falta de televisión entretenida o Internet asequible—, la principal fuente de ocio regular en la mayoría de los hogares del país.

A efectos prácticos, la continuidad de ambas es inevitable.

Sin embargo, el problema no estaría tanto en condenarlas a operar en ilegalidad, como en la posible monopolización del mercado por parte de los afortunados que lograron sobrevivir a la extinción. Lógicamente, esto sería una as bajo la manga para los inspectores y los gobiernos locales, pues los sobrevivientes buscarían a toda costa mantener sus exclusivas licencias, y cederían hasta donde hoy no han estado dispuestos a ceder.

Según un artículo en Granma el transporte privado es otro de los renglones que avanzará hacia nuevos rumbos… o sea, que retoman el llamado “paso de Ruperto”, el de Vivir del Cuento: regresan las restricciones en su radio de acción, revocando el alcance nacional por defecto, y se ordenarán rutas y piqueras.

Seguramente entendieron al fin que por mucho que empujaran a las cooperativas de transporte, estas jamás llegarían a competir, cuantitativamente al menos, con el sector privado del transporte en la capital. Luego la estrategia es integrarlo, bajo promesa de combustible a precios diferenciados y acceso a piezas de repuesto con un 20 % de descuento en el mercado minorista.

Aunque ya sabemos que en las páginas de Granma todo va a ser la octava maravilla, está por definirse aún cuál será la aceptación real que tendrá la normativa, sobre todo tras la prolongada crisis de confianza entre boteros y autoridades, y en general entre el gobierno y todos los transportistas cubanos que en los últimos años solo han visto como se cierra el control sobre sus servicios.

Además comenzarán a exigir la creación de “cuentas bancarias con trascendencia fiscal” en actividades como los servicios constructivos, bares, restaurantes, hostales, y por supuesto, los boteros de la capital…

Nadie ha dicho que los bancos se volverán más eficientes, pero igual ahora tendrán que asumir una avalancha de nuevas operaciones cuyo objetivo último es mantener saludable un papeleo que supuestamente ayudará a reducir la indisciplina fiscal. Y mientras tanto, los pensionados de la cola, si ya esperaron 3 horas, pueden esperar otras 3.

En esta historia solo un par de cosas quedan claras:

  1. Que los boteros de La Habana son algo así como asesinos seriales a los que hay que cooperativizar cueste lo que cueste para mantener a raya su criminal instinto capitalista.
  2. Que el estado busca recuperar el mínimo control que ha perdido sobre la vida económica del país.

Ojalá las próximas resoluciones del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social se concentren más en simplificar burocracias y ampliar el perfil de las licencias, que en restringir, prohibir y eliminar, pero todo indica que Alá, Dios de los otros, seguirá sin prestarle mucho atención al deseo de los cubanos…