Internet para mongo-nautas.

Vienen las yeguas¡¡¡ pero con los mambises montaos arriba¡¡¡¡

Episodio de Elpidio Valdés

Da la impresión de que para la American Telephone Company (ETECSA, por sus siglas en español), y para la prensa irresponsable que reproduce sus comunicados como mismo lo haría Poncio Pilatos, los cubanos somos una especie de anormales que debemos, antes de contar con la posibilidad real de navegar en Internet, aprender a hacerlo de a poquito, y claro, pagando hasta el último quilo que tengamos en la cartera.

Se aduce que las desmesuradas tarifas que tendrá el servicio (lo cual se reconoce autocríticamente como si eso resolviera algo) responden a la débil infraestructura de telecomunicaciones del país, y se sugiere con sutileza que esas tarifas privilegian a la navegación nacional para educar a la gente en el consumo de lo propio, con lo cual se le echa leña a la costumbre de decirle a uno lo que tiene que hacer, o lo que es bueno y lo que es malo, como si uno fuera mongo o descerebrado.

Para colmo de colmos como recalcando que en esto de la tecnología y la información los cubanos tenemos peor suerte que el que se cayó en el pajar y se encajó la aguja, un funcionario de la mencionada empresa quiso ilustrar la expansión que se espera, y dijo que sería como la socialización de la telefonía móvil, que fue bajando de precio poquito a poco hasta estar al alcance de la población.

Y digo yo que hay que estar más fuera de contexto que una pulga en un perro plástico, borracho y loco, para suponer que la telefonía móvil está al alcance de la gente normal en Cuba: llevando los números por lo bajito, un médico de aquí debería trabajar 5,4 meses para obtener un teléfono celular de los malos y una línea telefónica con el único proveedor, o sea, ETECSA, y luego pagar 1/5 de su salario cada mes para mantener un servicio que rara vez logrará producirle satisfacción en vez del sufrimiento de la marcadera constante del *222# de consulta de saldo tras cada llamada de menos de 30 segundos.

Asimismo, el titular de prensa que anunció la noticia del año pregona que se amplía el acceso de la población a Internet. Ya en otro post hablé de cómo el eufemismo reina por estos lares: en Cuba las cosas no se arreglan o se mejoran, sino que como ya son buenas, basta perfeccionarlasPues con el verbo ampliar no sucede así, porque para ampliar algo primero tiene que existir.

La apertura del Internet me parece a mí y a una pila de gente más una apertura a medias, casi que de hendija, o de persiana (Percy, no es con usted), la más mínima de las últimas aperturas, que privilegia a los adinerados de siempre y a los nuevos ricos; una apertura que desconoce el derecho de todo el mundo a contar con oportunidades similares, no solo de educación y salud, sino también de acceso al conocimiento plural, que es poder individual, y es cultura.

Quienes piensan y publican lo contrario pueden saber que el más simple de los análisis supondrá que sí será el mercado quien regule el acceso a la información de la Red, como mismo el mercado regula el acceso a la compraventa de casas y carros, y a las iniciativas privadas de la pequeña empresa, y a todo lo demás que ya estaba bueno y ahora se perfecciona, o lo no existía y ahora se amplía.

Además de la lógica del dinero nuestro que ETECSA quiere para ellos dizque para invertirlo en beneficio nuestro, hay otras razones que pueden pensarse justificantes de los precios que tendrá el Internet. Muchos dirigentes, políticos, jefes y decisores en general, no han ocultado sus opiniones de que el Internet no significa acceso al conocimiento, sino una puerta abierta al caos y al libertinaje, y a que la gente se confunda ideológicamente en medio de tanta diversidad, algo que ellos llaman diversionismo, un término que ni siquiera aparece registrado en los diccionarios de la Lengua Española, y que como creación lingüística me parece muy fea.

Yo no creo que sea posible que alguien se pueda confundir ideológicamente por la sencilla razón de que no hay ideologías confundidas, o bien todas lo están, que al caso es lo mismo.

Mientras 1 hora de conexión cueste casi 5 dólares, será el dinero quien diga quién se conecta y quién no. Y dudo que alguien, por nuevo rico y adinerado que sea, pueda hacer un uso recreativo de la nueva oportunidad.

No pasará esta vez como cuando se le permitió a todo el mundo el derecho a tener un pasaporte y salir sin demasiadas trabas del país, que se armaron colas de dragón en las oficinas de trámites Cuando el día anunciado se volteen los carteles de cerrado/abierto en los telepuntos de ETECSA, los puestos para navegar seguirán tan ausentes del cubano promedio como lo están ahora, aunque ya la prensa tiene acaso previsto el titular rimbombante, y a un fotógrafo esperando el primer cliente para ilustrar con la instantánea. Ríete y abre el Google,no mejor ECURED¡¡¡ ¡no mires para acá! dale pon la mano en el mouse, que vas a salir en el periódico, le dirán, y el infeliz retratado perderá unos valiosos minutos de su tarjetica Nauta en el acto figurativo.

Habrá que hacer entonces, dentro de poco, una nueva categorización de los grupos poblacionales en correspondencia con sus destrezas en la Red, no de acuerdo a sus edades o niveles de instrucción, sino al poder adquisitivo. Y se llenará Internet de publicidades analfabetas, y de cosas peores…

Los que no clasifiquemos para sentarnos en las aireacondicionadas oficinas de sillitas giratorias de la American Telephone Company (ETECSA, por sus siglas en español), seguiremos escuchando el reguetón de Osmany García, que es gratis, alquilando lo que sea que venga semanalmente en el paquete audiovisual de películas paqueteras y programas del corazón, que es barato, o haciendo un blog por telepatía