La prensa y los periodistas

Un buen amigo me dice que me sumo yo al nuevo deporte nacional de Cuba, que es criticar a los periodistas, y entonces creo imprescindible entrar en el asunto porque, básicamente, me ha picado esa apreciación. Según la mía, nunca se juzgó en este blog el papel individual que desempeñan los periodistas cubanos en el estado actual de cosas asociadas a la prensa. Y no lo he hecho porque no me creo con ese derecho, que sí tendría, en cierta medida, si permaneciera dentro del potaje.

Hablando en buen cubano diría también que los periodistas que trabajan en los medios fueron, son y serán mi gente, mis socios, y que no me da mi reverendísima gana hablar mal de ellos. Pero que no los juzgue no significa que no tenga criterio sobre lo que hacen o dejan de hacer, sí lo tengo, solo que lo humano, humano es, y humanamente debe tratarse.

La prensa, en cambio, no es cosa humana. A la prensa entonces y siempre ejerciendo mi simple derecho de consumidor, no sentando cátedras de nada sí la critico, y por lo claro, eludiendo el bosque y las tangentes. He dicho de ella (entre muchas otras cosas seguro) que es aburridísima, irresponsable, huérfana de periodismo, facilista, despersonalizada, pretenciosa, repleta de los vicios más viejos del oficio, falta de ética, e irrespetuosa del ciudadano que quiere y merece saber más y saber mejor de lo que pasa en su país y en el mundo. Todo esto lo firmaría yo de nuevo en cualquier momento, aunque puesto así, de bloque en un solo párrafo, suene muy duro y sobredimensionado…

Del mismo modo he de reconocer que alguna vez se me fue la catalina completa y me extralimité con el calificativo, atribuyéndole a este dimensiones dramáticas, que no son sino reflejos de la subjetividad que nos hace personas y no cerebros con patas… Pero una imprecisión, hipérbole literaria o exageración de cubano, llámese comoquiera, nunca es una falacia, por tanto vale; a mí me vale.

En el otro extremo del cachumbambé pongo a los periodistas, que como grupo profesional, clasifican entre lo mejor que tenemos en Cuba. Se involucran en lo que hacen, y son capaces de asumir coberturas dificilísimas y cada vez más imposibles,y no de huracanes tropicales, sino del típico acto en saludo a del diplomita y el aplauso. Hay que tener talento para sacar noticia, año tras año, de situaciones absolutamente anti-noticiosas. Otra cosa que eleva el nivel del grupo es que en él confluyen el periodista de oficio y el de academia: el que se huele las noticias por instinto, y el que las fabrica estudiando los públicos y las agendas.

Es cierto 100 % que criticar a los periodistas se ha convertido en deporte nacional desde que el Presidente del país, Raúl Castro Ruz, lanzara la primera bola del torneo, y también que luego de esto la cosa fue cogiendo alas hasta llegar al punto indignante en que funcionarios y jefes de todas las clases, amparando los discursos propios en discursos de poder como siempre, se creyeron con el derecho a decirle al reportero hasta qué debía preguntar y qué no. Sin embargo mi opinión al respecto siempre ha sido que los periodistas son los que menos culpas llevan en el estado lamentable en que se encuentra hoy la prensa de este país, y que si algo bueno se puede hacer por ella es darle el trastazo donde mismo patina para ver si alguien se conmueve y rectifica.

No es posible con/fundir en uno solo los roles del reportero y los de una organización informativa. O sea, siempre habrá un grado de emulsión y complicidad que se siente sí o sí, pero las funciones de cada uno están notablemente separadas…, tiene que ser así: no puede una persona cargar con el peso de todo un mecanismo oxidado, y eso lo sabe la gente porque te lo dicen en la calle, y los saben los periodistas, que aprietan los labios y suben las cejas como diciendo ¡qué es esto caballero!, y lo sabe también la prensa, porque su aparente desenfado solo trasluce que está bien al tanto de su gravedad… algo así como en fase de aceptación.