El quitador de carteles
Hay un hombre en la ciudad que es el quitador de carteles. Como su trabajo es obra anónima igualito que los carteles, supongamos que es un hombre solo y no una brigada que conforma el bando otro en esta guerra entre pintores y raspadores anónimos.
El quitador de carteles no tiene pintura, pero igual debe borrar lo que otros escriben en muros y paredes; usa entonces una espátula o cuchillo metálico con el cual raspa y elimina las marcas dejadas por los demás mientras, va dejando en el acto la suya propia, tan o más chapucera que las que estaban antes, hasta tanto llegue la pintura que, mucho después, devuelve el tono de la civilización a los soportes manchados.
He notado que nuestro protagonista tiene cerca de 45 minutos para ejecutar su misión, a juzgar por el tiempo que transcurre entre la aparición de un letrero y la supresión del mismo, de modo que se hace bastante difícil conocer el contenido exacto de los garabatos. Sin embargo siempre se puede adivinar debajo de los raspones, haciendo un ejercicio profundo de abstracción y vista de águila. (Más …)
Havanero en NY 2:01 pm el 01/08/2013 Enlace permanente |
No soy amigo de los grafitis. En su mayoría son feos y no aportan nada a un urbanismo racional y agradable. Pero los letreros políticos, que ni a grafitis llegan siquiera, son realmente horribles.
Hay algo más que, a los que regresamos de visita, nos asalta: las pancartas. Son cheas, recheas, ridículas y con mensajes muy estúpidos. Y pensar que, cuando todavía vivía en Cuba, ni las notaba.
En fin, muy buena tu crónica, hasta te perdono lo del suburbio de NY 🙂
Luis David 10:05 pm el 22/09/2013 Enlace permanente |
Ya lo dijo Banksy haciendo uso de la ironía. Si el graffiti cambiara algo seria ilegal.