Einstein y otros “fans” de la prensa cubana*
14 de marzo es el Día de la Prensa Cubana— por la fundación de Patria, el periódico de Martí—, y la prensa cubana suele, a lo Whitman, cantarse y celebrarse a sí misma. Esto tiene toda la lógica del mundo porque, a ver… ¿si no se autofelicita ella quién lo va a hacer?
Pasa que ustedes los lectores son diabólicamente crueles con nosotros los periodistas. Del lado de allá de la pantalla quieren que desde este lado tumbemos al ministro corrupto tal, que resolvamos el problema de las guaguas, o el de la comida, y cuando nada de eso sucede, pues ya: “la prensa es mierda” y “menganito es tremendo cobardón”.
Miren, se trata de un problema muy complejo. Yo no se los puedo explicar porque no lo entiendo, pero sé que va más allá de la simplificación que es atribuírselo a la falta de talento y valentía.
Luego nosotros también respondemos con expectativas exageradas sobre la audiencia: tras denunciar que la lechuga está cara, o que le dieron un trompón a Rodiles, esperamos que la gente actúe, proteste y resuelva.
En Cuba esta relación tiene sus matices: por una parte, no hay mucha prensa, y la poca que hay es bastante sonsa; y por otra el activismo ciudadano que pudiera derivarse del trabajo de la prensa también es poco y sonso.
Bien visto, el problema estaría más en la estructura rígida que nos impide, a ustedes y a nosotros, hacer lo que en teoría nos corresponde. Pero por alguna razón hemos preferido reciprocarnos la culpa.
El 14 de marzo es también el día en que nació Albert Einstein. ¿Y qué tiene que ver Einstein con la prensa cubana?, pues que ni siquiera él, que estuvo aquí en 1930, pudo resistirse a la tentación de hacer de nuestro cuero un tambor:
“Los reporteros hicieron preguntas particularmente insustanciales a las cuales respondí con chistes baratos que fueron recibidos con entusiasmo”, escribió en su diario.
Y podríamos pensar: “¡qué República era aquella… con una prensa tan pobre!”, pero la verdad es que la de ahora no es distinta ni superior, ni mucho menos estamos curados del mal hábito de preguntar guanajerías para cubrir un impasse.
La Mesa Redonda, por ejemplo, tiene una habilidad extraordinaria para hacer que los invitados importantes no digan nada importante; lo cual solo se logra con muchísimo esfuerzo y dedicación, pero en el sentido opuesto al cauce natural del instinto periodístico.
¡Y yo también, vaya…!: mi primer “trabajo periodístico” consistió en hacer preguntas “particularmente insustanciales”. Tuve que entrevistar a un puñado de peloteros que debutaban en la Serie Nacional, y la entrevista era: ¿cómo te llamas?, ¿qué edad tienes?, y ¿cuáles son tus expectativas en el torneo? Entonces todos querían ser estrellas de la Patria y llevar en el pecho el logotipo del equipo nacional…, aunque después la mitad de ellos se fueron del país o terminaron vendiendo frituras al ser sorprendidos en el brinco de la salida ilegal.
El maltrato al periodista cubano—no la censura o el ninguneo de autoridades y fuentes de información— sino el maltrato del público, se expresa de varias maneras.
Una es la ofensa, o sea, cuando un lector te acusa de oficialista, seguroso, gusano, agente de cambio de cualquier imperialismo no-ruso, o de tonto útil a un interés distinto al suyo. Pero la ofensa nunca llega a ser terrible, y uno acaba incluso cogiéndole cariño, sobre todo porque el que ofende, ofende cuando no encuentra nada que decir sobre el tema que tratas.
Terrible es cuando te esfuerzas en hilvanar miles de palabras en estilo lindo para que la gente se lea a gusto tu reportaje sobre el proceso productivo en una cooperativa vanguardia, y al final resulta que a nadie le importa eso ni un carajo… y para colmo el jefe te regaña porque olvidaste mencionar que estuvieron presentes altos cargos del Partido y del Gobierno….
En resumen, que ser periodista en la Cuba de hoy, como seguramente lo fue en la que vio Einstein durante su corta estancia en La Habana, puede resultar más difícil de lo que a simple vista parece. Lo mismo en los medios oficiales del Partido Comunista, en los “alternativos”, o en los medios disidentes, el que firma carga el peso de algo que funciona mal a un nivel que lo rebasa.
Entonces no nos lleve usted tan recio, por favor… y si tiene chance reparta por ahí a su antojo un poco de felicitaciones por el Día de la Prensa, a ver si así dejamos de celebrarnos a nosotros mismos cada 14 de marzo.
Jose Collantes 3:00 am el 16/03/2016 Enlace permanente |
Pues sigue escribiendo que a mí me gusta leer tus «zoncerías» y siempre te estaré felicitando porque cuando sé es periodista, sé es siempre, muy agradable tu artículo.
Babujal 6:21 pm el 16/03/2016 Enlace permanente |
jajajaja Felicidades Alejo!!! To haces lo tuyo, y lo haces bien y con dignidad. Saludos