Periodismo autónomo en Cuba: ¿cómo asistir a eventos internacionales sin ser considerado un mercenario?

Hola ¿Eres joven y cubano? ¿Periodista o bloguero por casualidad? ¿Te gusta viajar a otros países, y más si se trata de eventos profesionales sobre periodismo con todos los gastos pagos? ¿Cansado ya de que tras cada regreso salga presurosa la ciberfiana nacional a cuestionar tus motivaciones más íntimas, tu coeficiente intelectual y tus valores morales?

Si la respuesta es afirmativa estás es en el sitio correcto: a continuación te ofrecemos algunos consejos para evitar o reducir los sinsabores que siempre  se derivan del caso.

  • Si pretendes que tu evento no active los subvertímetros mal calibrados de la ciberfiana, lamentablemente tenemos una sola opción para ti: el evento debe ser en Venezuela y estar auspiciado por el ALBA.
  • Es mejor concentrarse en metas objetivas, lo cual sería reducir el bulliying pos-eventístico a su mínima expresión.
  • No te llames periodista “independiente”. Usa mejor el término “autónomo”, o “self-employed”, que viene siendo más o menos lo mismo pero que al estar en inglés— que es un idioma poco ruso—, suele retrasar la reacción del subvertímetro soviético.

“Independiente” suena a Radio Martí y a una pila de gente presa una pila de años por una legislación aún vigente, así que asústate y autodenomínate de otra forma, aunque, igual,…da igual.

  • Pierde la inocencia ya, es decir, la falsa inocencia. Todo el mundo en el mundo te quiere joder y tú lo sabes: a ti, a tus hermanitos, y a la patria socialista.

Corea del Norte, Irán y Siria no nos quieren joder, pero allí tampoco hay mucho que aprender sobre periodismo así que sospecha cuanto puedas de una invitación a esos destinos.

  • Y podrá parecerte ilógico, pero examina primero quién pagará tus gastos de viaje, de alojamiento y alimentación, antes que la utilidad o trascendencia del programa de actividades al que te invitan.

Definitivamente deberás prestarle más atención a la cosa administrativa que al contenido mismo. Preocúpate por cuestiones como qué número de zapato calza el funcionario que te acuñó la visa, a qué partido político pertenece, o a qué bando le iban sus abuelos durante la Segunda Guerra Mundial. Mantén el espíritu alerta, vigilante, combativo y seguroso.

  • Luego deberás buscar información sobre el/los sponsors, pero ¡ojo, buscador…! busca solo en ECUYÉ, la enciclopedia trágica, y en los obscuros artículos publicados por el periódico macedonio de solidaridad Cubaformación: es decir, son artículos que no se deslizan muy bien por el esófago humano… como si intentaras tragarte un gato vivo, vaya, pero que contienen la esencia de la verdad verdadera.
  • Si en la ciudad extranjera una chica te ofrece un chicle en la calle, o te pide fuego para encender un cigarrillo, aparentando buena onda, debes hacer lo mismo de antes, además de solicitarle un Certificado de Antecedentes Penales debidamente legalizado: nadie sabe quién es quién y un chicle puede contener los gérmenes del daño irreversible al futuro de la nación.
  • Por último, también puedes olvidarte de todos los consejos anteriores y limpiarte olímpicamente el trasero con la mala sarna de quienes te infaman.

Yo mismo recién me he apuntado, voluntaria y conscientemente, a un seminario de entrenamiento en Cobertura de Atentados Terroristas, a celebrarse en Siria, dentro de un par de meses.

El evento será financiado íntegramente por el Estado Islámico (ISIS), que ha prometido no obligar a los participantes a degollar a nadie, ni a mirar siquiera mientras lo hacen, lo cual era mi única preocupación.

¡Alá-Hu-Akbar, venceremos!