Cómo obtener el Carné de Identidad en Cuba sin morir en el intento

Un fracaso relacionado con el actual período de reformas son las llamadas Oficinas de Trámites, que se crearon con el objetivo de concentrar y facilitar el papeleo de la gente.

Aquí— como en otras partes— hay que hacer papeles para todo. Incluso al comprar un cupón de Internet para navegar media hora debes presentar Carné de Identidad o Pasaporte.

Pues un día de esos que los burócratas se levantan contentos porque en la tarde anterior les dieron un diploma cheo y piensan “bonita mañana para experimentar algo”, Alguien tuvo la brillante idea de concentrar en un par de lugares por cada municipio todas las gestiones asociados a la identidad de las personas: el Carné, el Pasaporte, la Licencia de Conducción, etc.

Alguien suponía que el sistema informático a implementar sería lo suficientemente bueno como para agilizar la cuestión, pero Alguien se ha cogido el culo con la puerta y en el acto se lo ha pillado también a los millones de ciudadanos que debemos acudir a esas oficinas, tarde o temprano.

Camagüey ciudad, por ejemplo, tiene una población aproximada de 324 mil habitantes, más un montón de guajiros flotantes que vienen a diario a comerciar medievalmente, a parir en maternidad, a comprar tarecos plásticos chinos, a comerse un helado, etc.

Y Camagüey ciudad tiene solo 2 Oficinas de Trámites, en las que hay más colas y cambalaches con los turnos que en todas las embajadas de La Habana juntas.

Un tipo me cuenta que lo que más le jode no es la cola en sí, sino el trapicheo con los turnos, pues se supone que el MININT está a cargo del asunto, y se supone que el MININT es famoso por su férreo control sobre los asuntos que le atañen, y también sobre los que no.

El trapicheo es obra de los llamados “coleros”, cuyo trabajo consiste en dormir frente a la Oficina y reservarse los primeros puestos para luego venderlos a quienes puedan pagar. Se trata de una dinámica socioeconómica bastante lucrativa que nuestro país ya ha exportado a Venezuela como parte del intercambio fraterno.

Según dicen con 5 o 10 CUC puedes clasificar en el pelotón de avanzada de la cola. Pero como la Oficina solo atiende a un puñado de gente al día, lo que queda para el resto es paciencia, esperanza y tomar refresco compulsivamente en los merenderos aledaños.

Como resultado directo de semejante barbaridad mucha gente prefiere viajar una pila de kilómetros antes que sufrir este caluroso panorama. Entonces agarran un camión de yerro y se van a Jimaguayú (donde hay menos jimaguayenses que vacas… ¡y mire que casi no quedan vacas…!), y resuelven allí sus conflictos identitarios.

Luego la pregunta que se me ocurre no es: ¿cómo una cosa que teóricamente iba a resolver el problema solo ha logrado multiplicarlo por 10?; sino: ¿y de verdad a usted le sorprende, o es que ha estado en coma con Ruperto el de “Vivir del cuento” los últimos 25 años?