Cosas que se tragan los cubanos…

“Descartes: To be is to do. Aristóteles: To do is to be. Frank Sinatra: Dobedobedoooooo…” Graffiti Anónimo

“Toqué, pero no me abrieron…” fueron las primeras palabras que me dijo mi padre al salir del salón de operaciones con un tajo vertical en la panza casi del tamaño de mi antebrazo. Cuando uno pasa los 75 años y se somete a una intervención quirúrgica de urgencia es normal, supongo, esa sensación de que te recoge la Parca.

Siendo fiel a una tradición centenaria de Rodríguez despistados mi padre acudió bastante tarde al hospital, donde le diagnosticaron obstrucción intestinal. Y luego de varias horas y varios sustos propios de la complejidad de la maniobra, el médico nos dijo la causa: se había tragado un pedazo de nylon…

Ahora que ya pasaron los sustos y el tajo vertical se le nota poco, recuerdo algunos casos semejantes que ocurrieron en el barrio donde vivo, par de ellos dignos de mención.

El primero es el de la vecina Z, que llegó al Cuerpo de Guardia (Urgencias) asegurando que se había tragado una estrella… ¡Y cuentan los que lo vieron que era de fotografía el rostro del médico que la escuchaba!

¿Qué pensaría usted si fuera médico y llegara una paciente aparentemente sana, hasta sonriendo, jurando que sí, que se tragó una estrella? “Esta loca se equivocó de hospital, su problema es con el psiquiatra…”, seguramente. O si estuviera de broma, tal vez (cosa rara en los médicos que hacen guardia en los hospitales de Cuba), pediría a un estudiante que le comunicara de inmediato con el oficial de guardia de la NASA, para discutir el caso en conjunto.

Pero no…, la vecina completó la historia enseguida: la estrella, que era más una estrellita plástica, pertenecía al adorno de un cake de cumpleaños, y de alguna forma había ido a parar al merengue, que de alguna forma había pasado de la boca al estómago sin la interferencia maxilo-linguo-dental que cualquiera esperaría.

El final del cuento no lo tengo claro: no sé si naturalmente la defecó (como los niños cuando se tragan una canica) o si se la extrajeron mediante procedimiento quirúrgico, pero igual, tragarse una estrella, dicho así, en seco, es todo un relato memorable. Teniendo en cuenta que las estrellas tienen 5 puntas yo le hubiese recomendado la segunda solución…

El segundo “tragador de objetos extraños” del barrio lo hizo con un trozo de su propia prótesis dental, lo que aquí se conoce como “la plancha”. Aunque he escuchado varias historias en que la gente se traga los dientes, literalmente, esta en particular resalta porque fue una tragada a medias… o sea que la prótesis nunca llegó a su estómago, sino que se quedó atorada en el camino, en la parte alta del esófago.

Luego, cuentan, los médicos no sabían qué hacer: era muy arriesgado el “abordaje torácico”, o sea, rajarle el pecho al viejo para sacarle los dientes…, por lo que decidieron empujarle la prótesis hasta el estómago, y hacer la operación por allí, que está más blandito y no suele doblarse el bisturí.

Estos casos pueden ocurrir en cualquier lugar de la Isla, pero no son acaso representativos de lo más malo que se puede tragar un cubano…: yo he visto gente tragarse cosas peores, y las sigo viendo a diario.

Veo, por ejemplo, a quienes se tragan las ganas de hacer o las ganas de decir. Entonces terminan, a la larga, con un daño severo en la capacidad de pensar y generar criterios, que generalmente los convierte en seres tristes, o en contentos bipolares.

Asimismo muchos se tragan el cuento de que la actualización del modelo económico cubano (los cambios de la economía) conducirá al país a una cosa que llaman “Socialismo próspero y sustentable” en un lapso presenciable por mi generación… Un día, estoy seguro, en el año 2560 o por ahí, alguien escribirá la Leyenda del eslogan en cuestión en el mismo tono en que se escriben los mitos más notables de las culturas populares.

Pasa que el Gobierno no se ha tomado siquiera el trabajo de definir en términos concretos ese Socialismo próspero y sustentable que tanto promociona, tras lo cual yo no me he tomado el trabajo de verlo claro más allá del cuento, pastilla o medicina en cucharita, que se traga o se escupe.

Hay quien dice que no lo definen porque desconocen el significado de Socialismo, y quien dice que es porque olvidaron lo que es ser Prósperos, pero la verdad es que yo soy muy vago, poco entusiasta, como para ponerme a razonar al respecto, así que le dejo a usted, si quiere, ese dolor de cabeza, y me voy a comer algo en la calle… que tengo unas ganas tremendas de ir parar al salón de operaciones.