Ginebra y la cosa rara mundial…
Ya no me caben dudas de que es verdad: hay una cosa rara mundial con nosotros los cubanos… Salí de Cuba por primera vez hace unos días y pude notarlo a cada paso.
Iba rumbo a Ginebra, a una especie de programa de familiarización con las Naciones Unidas y sus instituciones sobre Derechos Humanos, aprovechando al efecto la 26 sesión del Human Rights Council con sede en esa ciudad. Debo confesarles que el traductor plástico para una sola oreja que sale en las noticias de la ONU se ve mucho menos incómodo de lo que en realidad es, y que uno extraña su viejo audífono de toda la vida.
En el aeropuerto Charles de Gaulle, de Paris, ya tuve indicios de lo raro…: habían puesto a crecer malas yerbas muy cerca del asfalto de la pista, algo que en mi imaginario insular debía estar europeamente inmaculado.
Luego llego al destino, normal, pensando además en ginebrear con un abriguito prestado,…a figurar un rato de nostalgia familiar con frío, y tampoco: alguien había llamado al Jefe del clima, con el claro interés de fastidiarme, para que subiera la temperatura a más de 30 grados que te resecan los labios y te achicharan la frente. Ahora, de vuelta en Cuba, tal parece que estuve una semana en Guinea Ecuatorial y no una en Ginebra.
Conocí allí sobre experiencias periodísticas o de activistas de la comunicación pública, tan diversas y exclusivas que iban de un extremo al otro: blogueros franceses con proyecto colectivo que han logrado profesionalizar sus discursos y ganar credibilidad internacional; y determinados periodistas mexicanos que lidian todavía con un contexto mafioso de terror, que incluye granadas en las puertas de los diarios y asesinatos, secuestros y desapariciones.
Las diferencias entre mi realidad y las dos anteriores son gigantescas; todo el que sea o haya sido aquí periodista las conoce muy bien.
Luego entro a comprar un pan barato en una tienda de comida, y de nuevo la presencia de “lo raro”: me multiplicaron aquello por 7000, en edificios y salas y salones, más salas y refrigeradores interminables…vaya, como para que me demore yo en llegar al pan, y luego escogiendo el pan. Después hago una colita de 15 minutos y salgo: ya tengo pan, pero hice cola, pienso; “bahj, en Cuba me lo lleva un bicicletero hasta la puerta de mi casa”. …Y luego rompo el nailon, pruebo el pan y ahí sí dejo de pensar…. La envoltura estaba muy linda: de hecho le traje jabas (vacías) a todas las viejas del barrio, y sé que se van a poner muy contentas.
Cuando se pone de noche, baja el calor. Un ratico después amanece, y entonces a uno le entra sueño…
En otra tienda: “compañera, me dijeron que aquí venden laptops baraticas, ¿es verdad?..”. Sí era verdad, pero quedaba una sola de las baraticas… Obviamente alguien sabía que iba a pasar por allí, y dispuso una circular o algo para que camuflaran casi todas las computadoras de la tienda con prepotentes manzanitas luminosas.
Ya de regreso al hotel pretendo conectarme a Internet, ¡y la wifi estaba caída..!. Pueden creerlo: se cayó la wifi unos minutos… “Seguramente alguien no quiere que yo me conecte tampoco desde aquí”, pensé. Ese mismo día había escuchado la experiencia de un joven suizo que tiene un video-blog de viajes y aventuras, algo absolutamente impensable desde mi nautera conexión de móvil a correo electrónico, incluso desde las conexiones a Internet más frecuentes, la de los medios de prensa, por ejemplo, es raro el video-blog cubano; y el video-blog “cubano y entretenido” es como el almiquí, que si existe queda uno y nadie lo ha visto en años. Supe también del trabajo de una representante de ONG que se dedica a sacar periodistas amenazados de muerte en Somalia y Etiopía. Otra vez los extremos dejan a uno en shock. La experiencia de los otros te hace sopesar con mejor calibre lo que ocurre a tu alrededor.
Una buena experiencia fue palpar algo que ya sospechaba: al periodismo ciudadano no se le demerita solo desde los medios privados, corporativos, gubernamentales o estatales, sino también desde la academia. Lamentable y retrasante, sobre todo desde la academia, que no puede argumentar tradicionalismos si quiere moverse y aportar a la velocidad de la tecnología.
Por otra parte, la publicidad suiza es bien agresiva (o normal quizás…: mi referente al respecto es Camagüey…) y hace un daño visible; no se me quitaba de la cabeza la idea de comprarme un puñetero reloj, no podía dejar de pensar en eso, pero siempre que sentí el impulso recordaba al grande Cortázar defendiendo al hombre por encima del aparato: “No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj”,…y así logré resistir la tentación. La hora y el tiempo me gustan más guardados en el bolsillo, en un teléfono móvil, que ostentosamente ajustados a cualquiera de mis muñecas.
Pepe 9:45 pm el 15/06/2014 Enlace permanente |
En marzo tuve en Madrid. En un hotel 4 estrellas. Primero, mi laptop convulsionó con la oportunidad de actualizar no se cuantas cosas desde el sitio de microsoft y quedó catatónica 3 horas.
Y luego…se cayó la WIFI…y no unos minutos sino un par de horas.
Ahora estoy en Rio. jejejeje pero no en el Mundial, veré el juegito de Argentina, que es a menos de 10 km de donde estoy, por TV. Claro, no tendré la dicha de oir los esclarecedores comentarios de los narradores cubanos sino la de unos tipos que le dicen goleros al portero!!! y yo que que pensaba que me hablaban del máximo goleador.
ahhh, también se me cae la wifi, por unos segundos jejejeje
el inagotable 10:01 pm el 15/06/2014 Enlace permanente |
Conoci Ginebra en 1985, invitado por la UNCTAD, luego de redactar una ponencia para un Concurso con motivo a su 20 Aniversario. Lo que mas me llamo la atencion fue contemplar los Alpes desde la cristaleria de los salones; y un navegante que intentaba remontar la corriente del rio en un kayack. Las sesiones de la UNCTAD, un bodrio. (Aqui tienes, cuatro lineas)
el inagotable 10:20 pm el 15/06/2014 Enlace permanente |
Je Je Unas lineas mas. Por descuido, me cerraron el banco de Montreal y me fui a Ginebra sin un centavo y cagado de miedo(cuando aquello no tenia carta de credito), afortunadamente, la UNCTAD nos obsequio a cada uno (A mi, al indio y al canadiense) con unos tres mil francos, si mal no recuerdo. Las computadoras de aquella epoca eran lentas, con lenguaje DOS y no existia WIFI. Curiosamente, hoy las guaguas de Miami, anuncian que tienen Wifi. Argentina uno, Boisnia cero…
el inagotable 10:25 pm el 15/06/2014 Enlace permanente |
?No cuentas nada del transporte publico? Yo tome el tranvia un par de veces. El sistema de pago era complicadito, se compraban unos cartones. Pero no era necesario pues las NU estaban muy cerca del hotel que me reservaron. El ultimo dia agarre tremenda borrachera con vodka y jugo de naranjas.
Jose Collantes 2:10 am el 16/06/2014 Enlace permanente |
Alejo 3399, que lejos fuiste a ver un Circo porque la ONU y todas sus dependencias es lo que son, una pila de payasos izquierdistas asolapados que hablando de «derechos» son los primeros que los violentan pero de todas formas no te vino mal haber salido de Camagüey. Saludos desde San Juan.
jose 2:11 pm el 16/06/2014 Enlace permanente |
Estoy tratando de entender.Te lleván a Ginebra por unos dias y solo describes supuestos problemas.La temperatura era muy alta para tu gusto(si hubieses prestado atención a las clases de Geografia en la escuela media te sería claro que el verano está comenzando en todo el hemisferio norte).Los audifonos no estaban comodos (tremenda falta de respeto contigo).La tienda donde fuiste a comprar el pan era muy grande y con muchos panes.La malas yervas en Francia(eso es el colmo,es un atentado a tu refinado gusto estético)…..Nada,mejor te hubieses quedado en Camaguey.
Tayluma Pelaez 7:43 pm el 16/06/2014 Enlace permanente |
El sindrome de Ginebra, perdon de Estocolmo…
Mahavishnu 8:23 pm el 16/06/2014 Enlace permanente |
Alejo, la experiencia de otros puede servir para contextualizar mejor la propia. No para sopesarla.
Anyway, good as always. Y congrats por la escapadita. La próxima vez, intenta tirarte un rato en las malas yerbas del Charles de Gaulle. o de cualquier otro sitio 😛 Camagüey está en todas partes
Jorgen 4:06 am el 17/06/2014 Enlace permanente |
Hermano, esa si esta buena, lo del almiquí te quedo mejor, tienes razón en lo que hablamos, pero eso es la verdadera libertad de expresión, donde uno dice lo que le da la gana, tenga o no la razón. Y entiendo, la idea es que no importa que sea en Ginebra, en Camaguey o en Quito…. en todos lados hay problemas…. que se piensan en Cuba, calles sin baches y tiendas sin colas…. por dios…. díganme de un KFC donde no haya cola? Para mudarme cerca…… Saludos Cubanos, y que bueno que solo fue una semana, porque ibas a estañar el wifi aunque se caiga cada dos horas…. jajajajaja
Reinier 10:05 pm el 18/06/2014 Enlace permanente |
Bien alejo .. espara tu relato de Ginebra. Estar fuera de Cuba en primera vez es siempre una experiencia, y yo creo que tremendamente instructiva en todos los sentidos… decia un poeta que el pájaro que crece en una jaula, cree que volar es una enfermedad…Mucha suerte hermano…
R.
el inagotable 10:42 pm el 22/06/2014 Enlace permanente |
A diferencia de Alejo, la primera vez que puse un pie fuera de la jaula, me lleve una muy agradable impresion. La oferta de la tiendita del aereopuerto de Mirabel, en Montreal, con chocolates, cajas de bebidas y libros con caratulas a color y en relieve, que no estaban , casi todos , escritos por un mismo tipo… ni dedicados a rendirle pleitesia a ese sujeto, lucia espectacular. Alejo , campesino al fin, quizas no se supo colocar debidamente el auricular en la oreja.
el inagotable 10:47 pm el 22/06/2014 Enlace permanente |
Comenta Jorgen:
…. díganme de un KFC donde no haya cola? Para mudarme cerca…
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Te recuerdo el chiste del capitalismo, socialismo y comunismo.
«?Carne?, pregunta el comunismo.
«?Colas?», pregunta el capitalismo.
Compadre. Si vas en horas picos a un K F C- mi preferido es el Pollo Tropical, y el
Popeye con estilo de Loussiana- , esperaras a lo sumo , quince, estirandolo mucho, veinte
minutos.
el inagotable 10:53 pm el 22/06/2014 Enlace permanente |
Perdon, Perdon por compartir este bellisimo parrafo de Albert Speer de su Diario de Spandau:
…creo en la providencia de Dios, en su sabiduria y bondad, confio en sus caminos, aun cuando puedan parecer obras de la casualidad. El curso de la historia no es obra de los poderosos, los cuales creen que mueven algo, cuando en realidad son ellos los movidos.
Luis del Rosario 6:16 pm el 24/06/2014 Enlace permanente |
Ale!
Tu relato, que por supuesto doy por sincero, me ha rcordado la famosa fábula de Esopo, la de la zorra y las uvas: «No me gustan. Están verdes»
Un abrazo.
Yaima 5:01 pm el 27/06/2014 Enlace permanente |
Como siempre Alejo tan lleno de emoción no me canso de leerte
Diana 1:29 pm el 29/06/2014 Enlace permanente |
Seguro que te dejaste atrás los sentidos, o tal vez los has perdido ya. Sigues siendo un pájaro enjaulado y volaste en jaula. Las rejas no dejaron que vieras todo lo que te falta, aunque cierto es que no hay lugar más bello que Camagüey, pero tanta belleza no te permite crecer. Me alegro que regreses y que puedas presumir de tener más amigos afuera que adentro. Sinceramente creo que te faltó valor y cojones para intentar mejorar, porque tiempo de volver, siempre hay.
PolO 8:13 pm el 08/07/2014 Enlace permanente |
Bingo!!!
PolO Avilés 3:10 am el 02/07/2014 Enlace permanente |
Según entendí, el mensaje de este artículo es que Ginebra y África son una mierda… y Camagüey no está tan jodido como pensaba Alejóvich.
Ante tanta sabiduría, solo me queda desearle que Camagüey JAMÁS se parezca a Ginebra; para que los Alejos de este mundo sigan gozando del paraíso terrenal agramontino.
Cimarron 1:24 am el 19/07/2014 Enlace permanente |
Pienso que tomaron el artículo por donde no era, como pasó con Suite Habana quizá en su momento. Creo adivinar que la mayoría de los que han respondido y hecho comentarios son residentes en el exterior. Creo (mi humildísima opinión) que la cosa va por un síndrome, sí, el síndrome que sentimos todos los cubanos cuando salimos por primera vez, o es que acaso ya lo olvidaron? Primero de pensar que somos vigilados e incluso si nos conectamos a internet debe haber algun compañerito de la UCI monitoreando nuestra conexión, si algo nos sale mal seguro que tiene que ver con la seguridad del estado que incluso fuera de Cuba tiende sus tentaculos largos, invisibles e indelebles en nuestras mentes, creo que tiene que ver con que cada cubano cree que es el centro del puto mundo y que somos los más listos y mejores que «los pepes», que cuando salimos por primera vez vamnos con unas espectativas del carajo pues lo que conocemos del mundo solo lo vimos en peliculas y televisión, y ahí todo sale lindo y limpio y ni por la cabeza te pasa que ya te bajes en miami o en ginebra vas a ver mierda en cualquier parte, que el mundo afuera no es TAN lindo como en las películas, las que podemos ver ahora pues yo de joven solo conocí moscú en el TV. Asi que no sean tan duros con el Alejo, muchos hemos disfrutado de sus humorísticos y profundos artículos y seguiremos haciendolo siempre que entendamos que al igual que tú, él y yo es un ser humano y por añadidura cubano. Al final todos llevamos el estigma de la censura. Y coincido con Mahavishnu: Camaguey está en todas partes…y en todos nosotros.