Supersticiones

El mundo de las supersticiones siempre me ha parecido interesantísimo. Sobre todo porque crecí en un barrio plagado de ellas, y porque a pesar de no creerlas me es imposible no considerarlas a cada paso. A continuación comento alguna de las más frecuentes.

1- Mover un balance vacío: atrae la presencia de fantasmas… Esto es falso, primero porque los fantasmas no existen, y luego porque si existieran, dudo mucho que se dedicarían a la estupidez de andar asustando a su prole mediante la alteración del mobiliario. Si yo fuera fantasma y quisiera fastidiar a mi sobrino, por ejemplo, mejor le cierro la ducha cuando tenga la cara enjabonada, o le cambio el champú por tinta de zapatos… pero el cuento de los balances y las sábanas haladas ya suena mucho a película clásica.

2- Pasar por debajo de una valla en la ciudad: se te rompen los planes… Miren compañeros, los planes aquí se pueden romper por algo tan sencillo como que un oficinista X, de camino a la oficina Z, pisó una mierda de perro y ya entonces tiene justificación para llegar tarde, tras lo cual usted debe reconfigurar completamente su agenda del día, y en ocasiones hasta perder íntegra la jornada esperando al susodicho.

3- Pisar mierda de perro: atrae buena suerte… Bueno, si el que la pisa es el oficinista X quizás se ahorre un día de trabajo y por tanto el papeleo brutal que la oficina Z le depara, pero si la pisa usted, con zapaticos recién comprados, es entendible que se enfade. Además, si compró los zapatos por menos de 30 CUC, no le recomiendo que los limpie debajo de un chorro de agua, porque se despegan enseguida y el compañero “Reclamado” también falleció en los ´80.

4- Derramar sal en el suelo: se te “sala” la vida. Falso: para que se te sale la vida no hay que derramar nada en el piso; basta con ser un sala’o típico, de esos que al decir de Joaquín Sabina montan un circo y le crecen los enanos… ¡Y si no que se lo pregunten a mi socio H, que ya va por la cuarta patente y todos los negocios le salen mal!

5- Romper un espejo: 7 años de mala suerte… Exageración: la mala suerte en todo caso es la propia pérdida del espejo. Por los precios actuales, uno debería ahorrar su salario de un mes entero para poderse ver la cara mientras se afeita en el baño. O sea, 1 mes de mala suerte es el cálculo correcto. ¡Ah, ya si rompes el espejo colonial de una casa- museo sí puede que te esperen 7 años pagando en cuotas, y hasta más!

6- Poner un sombrero o gorra sobre la cama: atrae la visita de un médico luego de de enfermarse alguien en la casa. En realidad los patógenos tienen muy poco que ver con sombreros y camas, excepto cuando el contagio es de sarna, piojos, u otros bichos del cuero cabelludo.

7- Poner un sombrero o gorra sobre la mesa del comedor: atrae la visita de personal inesperado a la hora de comer. Como norma, al personal inesperado le importa un bledo donde usted ponga su gorra; si está decidido a “pegar la gorra” (quedarse a comer), lo hará más en dependencia del horario de las guaguas, de lo descarado que sea, del hambre que tenga acumulada, y de lo apetecible que esté su menú.

8- Bañarse inmediatamente después de comer: te da una “embolia”… Mentira, a veces el hambre es más fuerte que la incomodidad del tegumento humano luego de un juego de fútbol callejero. Además, dada la carga onomatopéyica de la palabra “embolia” (que suena a lo que le pasa a un pollo cuando le retuercen el pescuezo) uno puede suponer que se trata más de una argucia abuelística para lograr que nos bañemos con cierta disciplina hogareña.

9- Tocar metal mientras truena: atrae el trueno…. Sí claro: ¡encuéntrese usted un monedón de un CUC bajo un feroz y tronante aguacero a ver si lo recoge o no…! Lo recoge. Y luego que lo parta el rayo, pero ya tiene su moneda en la mano, y la mente fija en algo plástico y chino de la tienda “Todo por un precio”.

10- Comer mangos verdes antes del primer aguacero de mayo: provoca tifo (fiebre tifoidea)… Aquí el consejo de la abuela perece otra vez ante la curiosidad infantil de adelantarse a la temporada. Me han dicho que en algunos países el mango verde es codiciado, y se venden pelados, picados y estuchados. A mí me gusta el mango verde: preferiría un bistec bien frito de carne de vaca pero bueno, para qué hablar de eso…

11- Abrir el “Frigidaire” (refrigerador) con el pecho descubierto: te da catarro. Mentira, lo que te da es pena tener que cerrarlo de nuevo porque no haya nada en su interior, y se corra el riesgo de descongelar 4 porrones de hielo. Mucha gente le dice “el coco” a sus refrigeradores: ¡blanco por dentro y mucha agua!

12- Elogiar un recién nacido: le hace “mal de ojo”…. Y así uno nunca sabe qué coño decir cuando le presentan al nuevo miembro de la familia, si mirarlo directamente o no; de cualquier forma en esos casos siempre hay detrás una vieja rezándole a San Luis Beltrán, y repitiendo bajito “malditos sean tus ojos…” “malditos sean tus ojos…”, como si tus pobre ojos fueran los ojos del diablo. Las viejas rezadoras a San Luis Beltrán parecen desconocer que los más respetables tratados de Ocultismo fijan la potencia del “mal de ojo” particularmente en los ojos de las viejas. “Entra condenado, que la luz de la luna es la que trae el daño”.

Todas estas supersticiones pertenecen a costumbres antiguas, y los más jóvenes van creciendo, por suerte, bastante ajenos a ellas;…aunque nuestro tiempo ya se va encargando de fabricar supersticiones nuevas, relacionadas casi siempre con el uso de las nuevas tecnologías:

¿Internet, donde hay estafas, pornografía y se habla muy mal de Cuba? ¿Celular, cuyas ondas electromagnéticas provocan cáncer y matan a las abejitas de Paris? ¿Cajeros automáticos, que se traban y no puedes sacar tu dinero? Definitivamente cada época tiene sus propias ignorancias.