Autocritica cuentapropista
“Si ha sido su sombrero, la multa pagará,
para que otro día sepa su sombrero a dónde va…”. Canción Infantil.
Yo, ciudadano cubano Alejandro Rodríguez Rodríguez, residente en la ciudad de Camagüey, y autorizado por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) a ejercer por cuenta propia la actividad económica tipificada como “Mecanografía”, reconozco autocríticamente haber incurrido en el delito de “cartel o anuncio ilegal”.
Como buen ciudadano que soy— temeroso de Dios y de las leyes—, tan solo media hora después de habérseme notificado la contravención por parte de los inspectores del Departamento Integral de Supervisión (DIS), y de recibir una multa educativa de 200 pesos MN, que consignaba hasta los datos generales de mis progenitores…, procedí a pagar dicha cantidad, con disciplina y sentido del deber, en una de las oficinas inhóspitas que la ciudad dispone para ello.
Para bien o para mal, mi timbiriche se encuentra ubicado en el casco histérico de Camagüey, de modo que solo puedo apostar un único anuncio o cartel, y siempre adosado a la fachada principal. Pero yo, en cambio, glotón de visibilidad comercial, tenía tres, cuyas medidas no coincidían en ninguno de los casos con la autorización oficial que poseo, expedida por el Departamento Municipal de Planificación Física, otra oficina inhóspita cuya función esencial es equivocarse en la expedición de autorizaciones.
Sería una tremenda envidia mía cuestionar aquí el hecho de que las empresas estatales y unidades comerciales de TRD (Tiendas Estafadoras de Divisas) sí puedan poner la cantidad de carteles que les venga en ganas, y en el formato y proyección pública que quieran, estén o no ubicadas en zonas del casco histérico… A fin de cuentas lo que allí se recauda— según objeto social declarado—, es para invertirlo en beneficio del pueblo, o sea yo,… y si el pueblo o yo no lo vemos así de claro, deberíamos ponernos espejuelos… aprovechando la circunstancia de que ya las ópticas funcionan mejor gracias a los esfuerzos del reality show “Cuba Dice”.
Igualmente nos beneficiamos todos de los carteles mugrientos que anuncian la llegada de la masa de croquetas y el picadillo de soya a la casilla, o el arroz brasileño a la tienda de los “mandados”. Nadie se atrevería a negar el goce estético que produce observar esas caja de cartón rasgadas a mano y escritas con tizas mojadas,…o los delicados letreros del programa Educa a tu hijo, que informan que “si juegas con tu niño o niña, crece féliz y saludable…”
Tampoco creo oportuno o correcto cuestionar la bárbara burocracia que implicaría apelar la sanción que se me impuso. El tiempo invertido en tales gestiones acarrearía una pérdida de dinero mucho mayor a la cantidad pagada, y obviamente, el paso por más inhóspitas oficinas. Por otra parte se vería muy feo morder la mano que te alimenta…: un negocio como el mío, de mecanografía y reproducción de documentos, subsiste gracias a la burocracia, y crece en relación directa con la misma.
Resultando: ¡Qué viva la burocracia!, ¡Qué vivan las multas y el aplastamiento de la persona natural como actor económico!… y finalmente: ¡Abajo todos los cartelitos…!, digan lo que digan…que para decir cosas ya está la prensa, ¿y si no dice?, bueno… dentro de algunos años habrá un Congreso y están abiertos los canales correspondientes de quejas de la población y bla bla bla y el copón divino…
Jose Collantes 1:37 am el 01/04/2014 Enlace permanente |
¡Ay! Alejo, que difícil época te ha tocado vivir. Eso es, sálvese quien pueda.
Lolo 3:23 pm el 04/04/2014 Enlace permanente |
Recuerdo que cuando era Administrador de Redes (además de jefe de departamento, comprador, encuestador y pila de cosas más a la misma vez) en Cuba vino un funcionario del MININT (tengo entendido que ahora la OSRI se ocupa de esos oscuros menesteres de aterrorizar a los informáticos) y me puso una multa de 150 pesos MN porque no tenía el antivirus actualizado. Y te juro por mi madre que ni ideas tenía de cómo se podía tener un antivirus (de procedencia norteamericana, creackeado de por más, cuyos desarrolladores tenían la venta prohibida en cuba y por supuesto, si internet) actualizado. Pero, leyendo tu artículo me abochorno de que no cumplí mi deber cívico de pagar esa multa, con personas como yo a dónde iremos a parar!?
Darío 12:39 am el 17/04/2014 Enlace permanente |
JAJAJAJAJAJA
«gracias a los esfuerzos del reality show “Cuba Dice”.
¡Reality show, jajajaja!
Autocrítica cuentapropista | Cartas Desde Cuba por Fernando Ravsberg 8:01 pm el 17/04/2014 Enlace permanente |
[…] de Alejo3399, por Alejandro Rodríguez […]