Un buen año

Este 2013 ha sido un buen año para mí.

Primero lo primero: el 30 de agosto nació mi primer hijo, Mauro Alejandro Rodríguez González-Elías. Por suerte el Hospital Materno de Camagüey estaba recién reconstruido y todo fluyó tan bien como casi perfecto. Al respecto agradezco a los médicos amigos que sin recibir regalos de ningún tipo me hicieron sentir un ser humano con derecho a la reproducción. Si algo bueno hice y fue después, fue servir de canal informativo para una donación de cuadros de un pintor canadiense al Hospital por parte del Festival Internacional de Videoarte de Camagüey (FIVAC).

En abril estuve como diseñador en el equipo de realización del Boletín Cámara de Papel, del FIVAC. Aprendí a desprejuiciarme bastante respecto al videoarte, la videoinstalación, videodanza, videoperformance, y otras expresiones contemporáneas del arte que antes me parecieron puros artificios tecnológicos. Cierto que hay de todo como en botica, pero como en el reguetón, no es el género el problema, sino algunos generadores.

Estuve también en un encuentro de blogueros en el Centro Martin Luther King: bailamos reguetón en un sitio donde nunca imaginé que se podría, y de allí salió semi-instituida una identidad virtual para el grupo Blogosfera Cuba, cuyos amigos comparto con escasas excepciones, aun sin pertenecer a la plantilla oficial. A fin de cuentas ya muchos sabían de mi fobia al verbo pertenecer, porque, esencialmente, yo pertenezco a mi mamá.

Sí me incluí, en cambio, en la parrilla de la comunidad Bloggers Cuba, pero allí me invitaron normal, y no tuve que llevar aval de buena conducta ni presentar o defender un proyecto común de país ni la cabeza de un guanajo.

Luego estuve en otro evento capitalino, pero sobre Humanidades y Tecnología en Casa de las Américas, y mi teléfono móvil perdió la virginidad Wi-Fi. Desde entonces a cada rato leo y releo los 20 tweets que se quedaron guardados en el historial, y suspiro románticamente y pienso: ¡qué miseria!… dicen que viene, el Internet,… ¡pero coño parece que viene en Iceberg!.

En La Habana igual conocí a Norges Rodríguez, joven santiaguero y maceísta, que desde su espacio en la red sugiere Salir a la Manigua. También estuvimos en la sede de la revista Espacio Laical, y conversamos en un parque con algunos de los integrantes del proyecto Observatorio Crítico. Luego me tomé una botella de ron en el malecón con mis socios blogueros Darío, Rafael, y Yohan. Ir a La Habana y no marearse de cara al mar, hablando mierda hasta decir ya esta bueno, es siempre perder el tiempo, considerando que habito una ciudad sin mar.

He estado leyendo lo que me cae sobre comunicación comunitaria, periodismo ciudadano, democrático, participativo, 3.0, y al respecto hice un par de entrevistillas cortas a dos prestigiosos profesores de la materia: el británico Roger Dickinson, y la norteamericana Carrie Brown, quienes tuvieron el noble gesto de responderle 3 preguntas a un blog como este, sin interés académico alguno.

También concursé por primera vez en el Festival Aquelarre, del Centro Promotor del Humor, en la categoría de literatura humorística, y un jurado presidido por Jorge Fernández Era le concedió el Premio a las sátiras Cómo ser culturoso, Censo Zonal de Nutrición (Hay Merienda), Escoge aquí tu indio más inteligente (Homenaje a Will Cuppy), Animalejos más ¡E-X-T-R-E-M-O-S!, y El Circo y el presupuesto (Carta pública al Nivel Central), todas las cuales aparecen publicadas aquí.

El crítico de cine Juan Antonio García Borrero, camagüeyano y bloguero de verdad, me regaló su libro El perfecto neoanalfabeto y otras bloguerías, y tanto en el texto como fuera de él me ha hecho reflexionar sobre la utilidad de la crítica y las variantes respetuosas del debate público.

Para el 2014 se me ocurre que cada bloguero cubano con conexión decente a Internet debería apoyar la idea de la pluralización de voces que hablen sobre Cuba, y ayudar a un coterráneo cualquiera y desconectado a abrirse y mantener una bitácora personal. A algunos no gustará la idea porque se gustan mucho a sí mismos, o se encantan demasiado entre ellos como para socializar sus privilegios y alentar una posible competencia, pero sé que hay muchos otros que sí comprenden la significación de cada nuevo (y auténtico) blog escrito desde este país.

Yo, durante el año próximo, tendré que postear menos: esto de hacer el amor por teléfono (o bloguear sin Internet) no es jamón; se agota uno y se agotan los canales, porque se pasa trabajo. El caso es que a partir de enero no tendré cómo postear frecuentemente. Es una mentira absurda, ( y corta de creatividad) que posea yo el aparatico misterioso que dicen que sirve para conectarse a Internet fuera de todo control, o que los cubanos malos de Miami me compren y agasajen con ilegales y potentes conexiones, como supuso aquí hace poco algún retrasado mental en su comentario.

Buena noticia entonces para esa manadita de jutías de respuesta rápida adicta a disgustarse con lo que escribe la gente, y a mordisquear las canillas de cuanta persona ose entrar en su bosque de fantasías: tendrán menos materia prima para sus espeluznantes análisis de contenido… Sin embargo prefiero verle la parte buena; salvaré algo de entusiasmo para cuando pueda editar como Dios manda mi espacio personal: responder los comentarios, por ejemplo, sobre todo los de la mandita anterior, que sabiéndose en ventaja tecnológica y valiéndose de mi empecinamiento en no censurar la participación, se atreven a golpear con puercos infundios, bajamente, al conejo con espejuelos.

Y ya por último no quiero dejar de mencionar a mi perro-amigo, Patricio, que creció y se puso adulto durante el 2013: por favor dueñas de perras interesadas en apareamiento sin compromiso contactarme para cuadrar algo bueno. ¡y claro que hablo en nombre de Patricio, que no tiene correo electrónico!. ;).

¡Feliz Navidad, Fin de Año y Año Nuevo para todos! Suerte y salud, Alejo.