Conozco un personaje lamentable que tiene poder de expresión pública: promueve las culpas de la gente. Si la ciudad está sucia la culpa es de la gente que no considera los tremendos esfuerzos de la Empresa de Comunales, si una empresa es ineficiente pues sus trabajadores no cumplen con lo que deben hacer, si el pan está malo, no entiende por qué, el lo halla bueno… los demás tendrán el paladar afectado… (¡cómo no van a tenerlo luego de tantos años de tragar picadillos extraños!).

La arenga más prominente de culpas públicas la hizo el periódico Granma hace ya algún tiempo, cuando su Director, Lázaro Barredo, escribió que el pueblo estaba acostumbrado a recibirlo todo a cambio de muy poco, lo cual indignó a todos los sectores de la sociedad cubana. He conversado con médicos, militantes del Partido, militares, estudiantes, amas de casa, revendedores de dólares, y nadie comparte su opinión, tras la cual no recuerdo haber leído siquiera una discreta nota de disculpas, que pudiera disimular en parte esa arrogancia.

Un socio me acusaba hace poco de pro-soviético porque defendí un modelo de cooperativa diferente al que se aplica hoy en Cuba en sectores como los servicios (barberías, peluquerías, parqueos de biciletas) y que se ha anunciado llegará pronto a los establecimientos gastronómicos con menos de 5 trabajadores. El arrendamiento de locales a cuentapropistas, tal como se hace ahora y todo indica que se seguirá haciendo cada vez más ambiciosamente, no cumple el requisto básico de una cooperativa «socialista-del-siglo-XXI», que es que el acuerdo otorgue prioridades al beneficio ciudadano.

En Camagüey un estudiante de preuniversitario (sin salario ni estipendio) debe pagar 1 peso diario por parquear su bicicleta china; si fuera de paseo o montañesa debería pagar 2 pesos, y si es de noche esa cantidad se duplica. Y uno se pregunta: ¿no debería el Estado socialistadelsigloXXI negociar estas tarifas en función del impuesto que cobra por el arrendamiento del local? Yo pienso que sí, que debe intervenir y regular, en tanto no existan las condiciones mínimas para dejar a la bartola el tema de los precios; esto es que cada ciudadano trabajador tenga un salario decente que no lo deje en tanga frente al mercado de oferta y demanda.

Hace unos días hablé con una señora de 71 años que tiene una pensión de jubilada de 200 pesos MN. ¿Quién la protege a ella, quién la favorece? ¿Quién la defiende del hijo de puta que le cobró el 25 % de su ingreso mensual por dos miserables y mantecosas libras de carne de cerdo?.

Esta señora no tiene la culpa de nada, la gente no tiene la culpa de nada,la gente merece la atención e intervención del Estado en su favor porque en en este Estado ha puesto su fé, ha entregado su trabajo, y muchos hasta han perdido sus hijos.

Mientras personajes como aquellos del principio, desfasados, setenteros, y sabe Dios cuantos adjetivos más, sigan teniedo los prvilegios de expresión en Cuba, y en cambio un perro chistoso que decide ir a ladrar a los Estados Unidos sea motivo suficiente para desatar la censura y el bloqueo mental, mal andaremos en el camino de hacer periodismo a la medida de la gente, y mal también en el de buscar culpables que con su antítesis o contraejemplo conduzcan a una solución verdadera.

Mientras los verdaderos culpables no sean los que paguen las consecuencias de sus metidas de pata, descaros u oportunismos, no puedo yo pensar que vamos en Cuba hacia ninguna parte concreta.