Tengo dengue

Estoy enfermo: tengo dengue. No es ni la penosa enfermedad, ni la repentina enfermedad, aunque, como todas, reúne ambos requisitos.

En mi barrio hay muchos otros enfermos, pero nadie se ha complicado significativamente ni muchos menos alguien ha muerto. No es cierto que trasladan a los enfermos de madrugada para que la gente no se entere de lo que está pasando, como declaró a algún medio de prensa la jefa de las Damas de Blanco. De hecho en mi barrio no hay manera posible de evitar que la gente se entere de algo que esté pasando si a veces se enteran hasta de lo que no está pasando…

El dengue es un virus jodedor que se expresa en cuatro serotipos o variantes; también pueden aparecer manifestaciones de hemorragia y ponerse fea la cosa.

El dengue se transmite por el mosquito aedes aegypti, un bicho de ciudad que vive en depósitos de agua, cuya presencia o nivel de infestación es inversamente proporcional a la higiene urbana. Si a esto le sumamos condiciones óptimas para su reproducción: altas temperaturas, lluvias, y dos ríos asquerosos que atraviesan la ciudad, tendremos un escenario casi de laboratorio para que florezca el dengue.

Tengamos en cuenta, además, que ya desde finales del siglo XIX un camagüeyano curioso llamado Carlos J. Finlay andaba experimentando con este tipo de mosquitos a escasos 200 metros del parque Ignacio Agramonte, lo cual terminó en el descubrimiento del agente transmisor de la fiebre amarilla. El aedes es entonces en Camagüey un bicho viejo, un mal bicho que se sabe la ciudad mejor que nadie.

El dengue tiene toda una paleta de síntomas desagradables que generalmente comienza por fiebres. Luego te duele mucho la cabeza detrás de los ojos, hasta delante de los ojos Luego te duele la espalda. Luego te engaña: te sientes bien, y entonces te sientes mal de nuevo. Lo mismo te estriñes que te da diarrea, te dan sudoraciones que escalofríos, hambre que vómitos La presión arterial suele bajar.

Cuando el caso es de poca preocupacióncomo el mío–, los médicos recomiendan vigilar la presión arterial: que la máxima no baje de 90, tomar sales de rehidratación oral en grandes cantidades (un agua salada y azucarada a la vez que sabe a mierda), y descansar aunque igual se amanece como si te hubiesen arrastrado rinocerontes por un campo de vidrios molidos.

La mejor manera de prevenirlo es que no te pique el mosquito, que vuela sobre todo en los horarios del amanecer y el anochecer. Solo pican las hembras, que viven hasta 30 días y pueden desplazarse en un radio de 300 metros.

Para evitar la enfermedad puedes usar repelente industrial, del que no hay en las tiendas, o erradicando el bicho con humo. También hay maneras artesanales de hacerlo: si se ingiere un ligero exceso de vitamina B-1, el organismo excreta las cantidades que sobran a través de la piel y se crea un repelente natural.