El Circo y el presupuesto (carta pública al nivel central)

A: Director Nacional del Grupo Integral Circense de la Dirección Nacional de Empresas Tradicionales de Recreación y Asombros Autorizados.

De: Jefe de Colectivo de Trabajadores del Circo Ambulante No. 609 “Amiguitos del tomate”.

Estimado y nunca bien ponderado señor:

Le escribo con motivo de cumplimentar reclamación oficial ante el misérrimo presupuesto asignado para el desarrollo de nuestra actividad durante el año en curso. Usted mejor que nadie sabe del esfuerzo que hemos venido haciendo, inventando y remendando tarecos para que este circo siga divirtiendo un poco a la gente por ahí… pero lo de este año es casi inaceptable.

A Kassan el mago ya no le sale ningún truco: se le caen las bolitas de colores por los huecos de las bolsas, se le parte el bastón, se le ven los pañuelos en las mangas descosidas; el público lo abuchea, le tiran piedras y lo escupen… todo un espectáculo lamentable… y los 6 conejos de sombrero… bueno ya solo quedaba uno pero ayer se ahorcó con un bejuco de boniato. Desde que su asistenta se fue con un plomero de Maisí (que aunque parezca mentira le ofreció una mejor vida) Kassan no ha vuelto a salir a escena.

El amo de látigos fue aprehendido por la policía en plena función: pasó que le arrancó media cara a su asistenta tratando de tumbarle la última florecita de la boca. En el juicio argumentó que por motivos desconocidos se le nubló la vista de repente y sintió un vació muy extraño en su interior. Pero lo mismo había sucedido un mes antes con el que lanza los dardos y cuchillos… por suerte su asistenta falleció, y como fue durante un ensayo, y como ella no estaba en la plantilla, no hubo trascendencias mayores. Pobre mujer… murió literalmente “con una estrella en la frente”…

Para colmo de males el león se comió al domador durante una fiera pelea– un antiguo sueño del león–… pero aquí sí que el hombre tuvo toda la culpa, a fin de cuentas el hueso era del león y estaba en su jaula, con una esquina debajo de su pata y la otra entre sus dientes. Quien lo mandó, al domador, a no conformarse con los tomates que nos había arrojado el público la noche anterior al desgraciado siniestro…

¿Y a Protocolo, lo recuerda… al payaso Protocolo? pues el payaso tan gracioso que era ya no da ninguna gracia, da lástima y ganas de llorar, asco y sueño y otras cosas negativas. Los niños con dinero dicen “pobrecito Protocolo…”, y más de uno ha querido llevárselo para su casa, pero las madres intervienen enseguida, que no, que su lugar es en el circo, “con los suyos hasta el final”.

Y así, todo sigue el camino del desastre: la mujer barbuda se fugó con el hombre lampiño a iniciar una vida nueva en alguna parte donde no los miren como “fenómenos de circo” por ser diferentes, el forzudo no puede ni con su alma (se ha puesto a coser zapatos compulsivamente a la entrada de la carpa, con la cabeza gacha), el enano se nos perdió la semana pasada (presumiblemente derretido por el hueco del baño durante una crisis de diarrea), y los malabaristas y trapecistas se enrolaron en un proyecto interprovincial de apertura y saqueo de contenedores en movimiento sobre la carretera central.

Como usted ve, señor, la situación se encuentra realmente al límite. A veces pienso que yo soy el único con ganas de seguir haciendo este circo, pero entonces miro y veo a Protocolo inventando, al forzudo remendando, al león rugi-bostezando…y descubro que el circo puede seguir al menos por este año. Pero para el que viene tendrán ustedes que engordarnos un poquito el presupuesto, o de verdad que entonces sí que se acaba el espectáculo.

PD: De Mongordo el elefante no le hablo porque de él solo queda el hueso que mastica el león.