Wath’s Up Doc!

En la sociedad de hoy, la de Cuba, única y mezclada, resulta un poco complicado utilizar muletillas del lengueje, lo cual ratifica que estorban para la buena comunicación. Aún sabiendo esto, rara vez la gente se resiste a usarlas sobre todo en el saludo….

Uno de los más comunes saludos al pasar es Ah¡¡ socio¡, qué bolá….. El «socio» es una categoría menor de amistad, se usa solo porque sería demasiado cheo decir «qué tal, serhumanoqueapenasconozco».

Luego está Brother, generalmente empleado para rebajar el nivel intelectual del saludo, y «parecer de calle»… sin embargo, el que no tiene pinta de «tipo de calle» y le suelta a cualquiera un «brother» corre el riesgo de sonar extremadamente ridículo.

En Santiago de Cuba escuché la única versión femenina de la muletilla Brother: Chiquitas de secundaria que se llamaban entre sí «Síter». Claro que a esa cocnclusión llegué algunos meses después, cuando mismo entendí que «El Crito» era en realidad El Cristo, y que «La Baica» era er realidad La Barca… Pero si ustedes hubieran visto con qué cariño se referían mutuamente no se reirían hoy… aunque si hubieses escuchado los temas de sus conversaciones tal vez sí…

Está también el saludo cultureta: Hola Hola…¡¡¡, con cara de buena gente alegre. Oiga, el que en Cuba lo salude así puede estar usted seguro que más adelante utilizará frasecitas en gilipollas como ¡qué fuerte!, vale, !joder, tío¡ o «no, no me apetece»…

El saludo fanático religioso: «hemano, Dios te bendiga», luego el fanático religioso puede negarte cualquier simple favor, pero ya cumplió con su deber divino de encomendarte al Señor.

Hablando del Señor, aún es grande aquí el dilema entre «Señor» y «Compañero». A no ser que la gente traiga un sellito de la hoz y el martillo en el cuello de la camisa, siempre se correrá el riesgo de que caiga mal su elección.

Los saludos de cartas están entre los más idiotas y falsos del universo:  «Estimado Mengano»… como norma, uno no estima a Mengano ni ocho cuartos, ni siquiera lo conoce en la mayoría de los casos, vaya. Siempre hay quien dice que es «por educación»… pero coño cómo se concibe una educación sin sinceridad en primer lugar ¿? «Atentamente, queda de usted….» qué manera de aferrarse la gente al feudalismo… y lo peor es que lo he visto en e-mails.

Por último los saludos ridiculísmos como el de aquel profesor de la Vocacional que le decía a todo el mundo ¡Y entonces, «Galifa»!... o el de aquel berraco de la Universidad del que solo recuerdo su saludo errático: ¡Dime, «Jeralca»! Al de la vocacional no, porque era un prpfe bastante entrado en años (que por cierto se vanagloriaba de no haber sacado vacaciones en 20 años¡¡¡¡), pero al otro me daban ganas de decirle: Aquí, normal, Berracón¡¡¡…., con odio y todo… Conspiraba en su contra, debo admitir, una cara de guajiro tonto, bruto y saludín del carajo…

¿Será mejor callarse, y parecer apático, y no saludar a nadie y ya? Virar la vista haciéndose uno el que no vió a la gente es también una costumbre que cada vez gana más adeptos, sobre todo en esta «suave comarca de pastores y sombreros» devenida en «extraña ciudad de parquedores de bicicletas y gorras».

Yo por si acaso me ahorro la muletilla, con qué bolá basta entre socios, y en escenarios formales, basta el qué tal.