Hablar de sexualidad

ha puesto tal empeño en definir cada uno de los gustos de la gente que por azar ya uno no sabe qué rayos es un ser humano, aunque esa duda, como es obvio, implique muchos otros elementos. El caso es que el pobre adolescente, que no sabe lo que quiere y sin embargo lo quiere con todas las fuerzas de su delicadísimo pie, que además ya tiene bastante con ser más pequeño, más gordo, o más feo que el resto, debe sentirse una bestia peluda, un ermitaño cerebral que da gracias al cielo por peinarse hacia atrás y caminar hacia alante, por bañarse y sentir deseos…. sin llegar nunca a comerse el jabón entero.

Largos y aburridos tratados en constante crecimiento defienden la diversidad sexual desde la trinchera de “esto es así”, vaya forma impertinente, qué discurso que ni vence ni convence; por ejemplo y en apretadísima síntesis:

Pansexuales: pueden sentirse atraídos por cualquier persona sin que importen las categorías de género o sexo, género y sexo son para ellos simples conceptos vacíos, carentes de significado real. Tiene sentido: el mismo que tendría, por ejemplo, inventar una consonante en español que sonara u/e…

Bicuriosos, Homoflexible y Heteroflexible: personas que sienten o muestran curiosidad por una actividad sexual con alguien del mismo sexo. O al revés: personas que generalmente se identifican como homosexuales, pero sienten interés por una relación con alguien del sexo diferente. Esto es algo así como una negación repetida que termina siendo una afirmación, o un “menos” por “menos”, que es “más”…

Metrosexual: hombre que les gusta vestirse con ropa a la moda, se arregla las uñas, cuida su piel, usa cremas, se tiñe el pelo, etc. El individuo se “gusta” a sí mismo y no teme exteriorizar su sentimiento. El metrosexual coquetea con su parte femenina. El Metrosexual se mantiene a un metro de alguna otra categoría sexual, o quizás de todas las otras juntas.

Retrosexual: típico “macho”. Rechaza todo tipo de “flojeras”. Invierten la menor cantidad posible de tiempo, dinero y esfuerzo en cuidar su aspecto personal o en cualquier detalle que pueda afectar a su imagen. Y de esta manera sobrarían las conjeturas sobre los altos precios de las cuchillas de afeitar. Generalmente este tipo invierte mucho más tiempo, dinero y esfuerzo en su “descuido”, y en su  “rudeza” que cualquier otro tipo…

Tercer Sexo y Tercer Género: individuos que tienen un estado intermedio entre hombres y mujeres, en el que se es ambos al mismo tiempo y no se es ninguno. Definición que parece haber sido dictada por George Bush, el presidente ilustrado.

Hombre, mujer, travesti, heterosexual, transgénero, bisexual, homosexual transexuales, transformistas, cosa ambigua: intersexual… y se le acaba el aire a uno y por inercia la boca sigue articulando sexual… sexual…. Ya sé que es necesaria la clasificación porque puede tratarse de orientación, de identidad de género, de algo más etc.… Pero 70 años atrás, más o menos, los teóricos de la comunicación descubrieron algo que se llama sobresaturación, que provoca un efecto contrario a la intensión original del mensaje. Sobran ejemplos para ilustrar esto, ¿verdad?, no obstante creo que se ha entendido bien.

El párrafo anterior, por ejemplo, puede temer que alguien se antoje encajonarle un enfoque de género ridículo por enunciar Hombre primero y el resto después… cuando lo cierto y verdadero es que a este, o sea yo, el que teclea, le gusta empezar los quintos párrafos de abajo hacia arriba con la letra H, ¡y espero que a nadie se le ocurra interferir con ese derecho, no! Al fin hablamos de diversidad.

Recuerdo que hace poco más de una década algún inteligente concibió una solución radical al problema de las almohadas en Cuba. El barrio se llenó de ocas: un animal sucio y maloliente, despreciable, que muerde más duro que un perro y chilla más que el Kaspersky 7. Aunque se hubiese logrado consolidar el asunto de la industria hogareña de almohadas dudo que alguien pudiese dormir plácidamente con semejante bicho en el patio.

El caso es que uno aprende conceptos: todos sabemos lo que es una silla y también que no sirve para lavarse la boca. Pero si de pronto alguien se levanta de un cepillo de dientes y comienza a hablar por la nuca sobre algo nuevo para la mayoría, no debe pretender ser escuchado a ceja relajada. No debe aplicar la fórmula tolerancia y paciencia con los desentendidos. Máxime cuando luego se alzaría en contra de la propia tolerancia viendo en ella una supuesta guarida de irrespetuosos de corazón.

La intolerancia también debe ser tolerada. Uno acepta lo que comprende y ya se sabe quien carga la mitad de la culpa cuando un estudiante repite el año.