CANDELA!!!

Yo no se qué es lo que le pasa a la gente con la candela. Que si esto está en candela, que si que le den candela, que si fulana se metió en tremenda candela…

En lo primero que yo pienso cada vez que oigo la palabrita es en la “loca” del barrio, que usa medias en el pecho desde los quince, consume hormonas importadas y se depila el bigote. Le dicen así por un fueguito rojo que le sale de la parte baja de la espalda –un tatuaje– El verdadero nombre de Candela nadie lo recuerda, y le cae bien a todas las viejas del vecindario: las tiene compradas con estropajos y postales con musiquita cursi por el día de la madres.

Recuerdo también un episodio medio gracioso con la candela –digo medio porque a la gente en Londres no debió darle mucha gracia–: Nostradamus, el gran vidente del futuro, predijo en una de sus centurias un devastador incendio en la capital inglesa. Pues el hijo de Nostradamus, queriendo perpetuar la reputación de su padre, fue sorprendido y ejecutado en el acto mientras intentaba incendiar la ciudad en la fecha señalada; o sea, que lo cogieron con dos latas de gas y un fósforo jugando a Nerón. Otros fanáticos del fuego eran los pedófilos, pederastas y sadomasoquistas organizados de la Santa Inquisición.

Por ejemplo, si uno era bizco en el medioevo y le pasaba por delante a un viejo de esos, era mejor que cerrara bien los ojos o te carbonizaban por mirarlos atravesado. A Giordano Bruno lo quemaron y a Galileo casi lo asan también, pero este último no fue tan terco como aquel primero. Apuesto el carro que no tengo a que Galileo se imaginó las llamas friéndole el pellejo, y el olor a pelo quemado entrándole por la nariz, y a esa hora la Tierra podía ser plana, cóncava, o triangular, ¡…de cualquier forma menos redonda…! Vaya, que él mismo, con estos ojos que tengo aquí, había visto las tortugas y los elefantes que sostenían el planisferio, por demás más estático que el discóbolo de Mirón….

Más cercano a nuestra actualidad referiré el célebre caso del habitáculo de la señora Gertrudis, o cuarto de Tula, como se también se le conoce, que cogió candela por razones que todos conocemos… Lo cierto es que la vela era para la Virgen, para que bajaran los precios o subieran los salarios, no ambas cosas, y la ofrenda, como es obvio, jamás se concretó.

Pienso además en el calor del mediodía y en la cocina píker, y cómo no, también en el cerebro que se rostiza a fuego lento en medio de tanta candela y tanto olor a quemado. La candela es una cosa misteriosa.

Mis primeras reflexiones entorno a ella aparecieron en tiempos de apagón, cuando lo más entretenido era sentarse a mirar fijamente la luz oscura del candil, y concatenar ideas hasta darse uno cuenta que aquello era cosa de locos… algo así como perder el tiempo.