Tengo con hipervínculos

una bici diabética, un cúmulo, un cirro, un estrato;

un camello del rey Baltazar, una gata sin gato.

Joaquin Sabina, poeta y cantautor español de mala voz, con delirio de ligador atormentado.

  1. Tengo un pomo de yodopuvidona y otro de permetrina al 1% para las pulgas del gato. Mi gato se llama Salinger: no he leído El guardián en el centeno, pero Un día perfecto para el pez plátano sí.
  2. Tengo un refrigerador Haier con complejo de coco de agua, blanco blanquito por fuera y por dentro, más bien indiferente ante el amor de la cocina.
  3. Tengo una TV en blanco y negro, también por dentro y por fuera, como el barquito: “chiquitico, chiquitico”, que no podía, que no podía, que no podía navegar.
  4. Tengo unas botas Dupés de marca, disfrazadas de chancletas, que me acompañan por el polvoroso mar de la Guernica.
  5. Tengo un disco de Sabina, Maxell, MP3: la discman no es mía; las speaker sí.
  6. Tengo un retrato de la Virgen del Cobre para tapar un clavo, porque el martillo que tengo no tiene la parte de atrás, la que saca los clavos.
  7. Tengo un libro de Kant Inmanuel que no entiendo porque trata de la razón pura (¿?), y otro que ubica a Antonio Gramsi en su contexto socio-histórico, mussolínico, fascista y represivo.
  8. Tengo cosas de mujer, de una mujer: parador de pelos, rizador de horquetillas, encaracolador de puntas, planchador de patillas…, y así. (Cualquier hipervínculo público relacionado con las mujeres es sumamente peligroso)
  9. Tengo un ventilador que gira: hasta él ya me dice que no. Mi ventilador de la universidad se llamaba “Moliere”… era pegarle el dedo y obtener picadillo, por el filo chapucero de las aspas plásticas artesanales.
  10. Tengo, por supuesto, otra pila de cosas que me sirven para tener que cambiarlas cuando se joden, para recordarme que les falta alguna parte, y que hay más cosas, y también otras listas menos largas, que no se quejan tanto.