No clasifico para “nuevorealizador” experimental (¡Cuidado!: incoherencia cerca)

La imagen que acompaña este texto nada tiene que ver con él. Tampoco esto: ayer fue el Día Internacional del Huevo (que es verdad: lo leí en Juventud Rebelde), pero como el blog es mío y las “blog-audiencias”- teniendo la oportunidad que no tuvieron las infelices víctimas del periodismo decimonónico-, pocas veces se quejan de las frecuentes incoherencias del emisor, me permito esta libertad sin motivo, solo porque suena lindo.

Se acerca el III Festival Internacional de Video Arte Camagüey 2010. Y yo, que ya he consumido las dos veces anteriores, pensé embullarme y como se dice en plata “tirar algo”; pero me arrepentí por el bien del evento y del arte en sí: me di cuenta que no reunía las condiciones suficientes para clasificar como nuevorealizador, videoartista, culturoso zapingo, víctima de la otredad y lo sistémico, de lo holístico y los repensamientos densos… A ver si las razones le convencen también:

Primero, desde que se me acabó el helado de la Universidad me gusta pelarme normal y afeitarme de vez en cuando. También prefiero dejar las chancletas hawaianas para la casa y el barrio.

No consigo el bolso promocional del Festival de Video Arte de Camagüey: el nuevorealizador echa dentro cualquier cosa menos cosas útiles, echan lápices y agendas, luego no anotan nada, lo abren acaso para sacar la caja de cigarros que también cabe en el bolsillo. Y no me digan que el celular porque el nuevorealizador no tiene.

He visto Titanic demasiadas veces; de modo que sería realmente una deshonra para el gremio un tipo como yo, normal, acomplejado sin disimulos, con una orientación sexual de cuando todavía se editaba lineal, y el AVID, el Vegas, (incluso el Movie Maker) no habían entrado en acción masiva, en “auxilio” del arte audiovisual.

El lenguaje logré cogerlo un poco, pero me mareaba yo mismo nada más de leer mis guiones.

Además, ya nadie colabora con la producción ni nada, ningún socio del barrio me quiere prestar la cámara, y eso que nada más he roto dos o tres; todo en función del arte, claro, que exige cada vez tomas más osadas: aéreas con palos de trapeador, o desde la pared interna de la tasa del baño para captar la esencia de la naturaleza humana en sus momentos más íntimos, una cosa genial, hermosa.

Estuve trabajando la línea esta de la promiscuidad audiovisual, la onda así esta de la fusión de estilos, y temas volados como las pasiones de los impedidos físicos, el sexo de los niños con los juguetes, peluches, y almohadas; el noctambulismo de los bohemios de mi ciudad tan barroca, urbanísima urbe de 300 mil habitantes.

Pero sin derrotismos. Ya que he fracasado en mi intento por convertirme en nuevorealizador, decidí ser escritor, iré al Onelio y aprenderé a fumar y a tomar café. Lo malo es que entonces tengo que leer, o por lo menos cargar con un poco de libros que ya es bastante aburrido.

Y por favor: que nadie me tilde de anti-intelectual. Con ellos como el reguetón: ni a favor ni en contra, sino todo lo contrario.